El juego, base de la experiencia creativa y exploratoria para la comprensión propia y el entendimiento del mundo que nos rodea.
Todos aprendemos del mundo al que rodeamos, nos mezclamos en la convivencia lúdica entre nosotros, el resultado la exploración por los tres flancos que delimitan el acceso académico al arte.
Tres flancos que siempre han acompasado el trabajo de los creadores artísticos sea cual sea su herramienta de expresión. Cuerpo, espacio y tiempo, dispuestos todos en la mesa, para la transformación de la enseñanza. Hasta el momento en el que parece que, no se enseña y sólo se disfruta, se explora.
El humano, ya no invade el espacio, hoy, interacciona con él, ya no le teme al tiempo, porque éste, ya no es el que lo mata, dl tiempo es el que hace eternos los momentos de aprendizaje. El cuerpo no imita más a la naturaleza, convive en ella y con ella porque de ella aprende.
Esta relación de juego, de vida, pone al humano frente a la naturaleza en convivencia igualitaria, le permite experimentar su propia dimensionalidad, vivir el espacio y encontrar las similitudes entre los huecos que dejan los cuerpos, percepciones de vacío y silencio, inmovilidad para tomar conciencia y reanudar de nuevo en otro lugar.
Él es un alumno, juega a estar en un momento diferente, dentro de un edificio llamado escuela. Su cuerpo está cansado, 4 o 6 horas de silla… ya casi tiene esa forma y se ha fusionado con ella.
Su cuerpo grita que quiere volver a ser humano, reconocer el espacio con sus sentidos, percibir olores y derretirse con el calor.
Este espacio, no es más un salón, ni un aula. Las bancas de paleta han dejado de limitar la movilidad del cuerpo, la mano hoy, puede trazar con fluidez, sin temer al límite.
En esta escuela el espacio para el juego y la conciencia se llama ARTE.
120 minutos a la semana para desmoldarse de la silla.
Al espacio, en mi escuela, le doy el poder de transformar el ambiente, físico y emocional para redirigirlo hacia el conocimiento.
Al tiempo, en mi escuela, lo invitamos a acompañar nuestro recorrido, él es testigo indudable del acierto y el error diario, así también del empoderamiento en un momento eterno del saber.
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