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El arte en la escuela , ¿cuál es su papel?



“Inicialmente, casi un juego de palabras: Nos dicen que todo funciona con la producción, ¿Y si todo funcionara con la seducción?" Baudrillard

La escuela institución pública o privada, en la que se fundamenta la enseñanza de principios de una sociedad establecida como tal, aunque no siempre genere el hábito de investigación, búsqueda y o conocimiento, porque la escuela te da lo que esta establecido en sus planes y programas; no lo que tu necesitas para tu propio desarrollo.
En algunos casos te conviertes, gracias a tu número de matrícula, en testigo de todo lo que no quieres, y eso podría ser un buen punto de partida para incluir la seducción en el proceso del aprendizaje.


La escuela, no deja de ser ese elefante blanco del que cada quien cuenta su propia verdad, sin tratar de explicar el porque de su ceguera ante la totalidad del problema.
El término escuela, proviene de la etimología del idioma griego, pasando por el latín; en latín se dice schola, el étimo griego es la palabra: SKOLE. Paradójicamente, en su etimología griega, el significado era el del momento de recreo, incluso de diversión, habiendo sucedido luego un deslizamiento de significado tal como se nota en la mayoría de los idiomas indoeuropeos modernos; el significado actual más frecuente es el de un «establecimiento público» en donde se dan enseñanzas.

La escuela abre las puertas al medio que ambicionas alcanzar en el futuro.
Te pone frente a personas con tus mismos intereses y en rangos de edad casi siempre estandarizados. En pocas palabras te presenta a tus futuros compañeros de trabajo, aguerridos oponentes y a los socios del futuro, camaradería eterna y amores seductores, admiración de profesionales y porque no decirlo, genera una visión previa y minimizada del caos que reina fuera de sus muros.
Esta institución genera redes, conocimiento y pequeños microcosmos dentro del gran universo de la profesión que elegiste, la escuela te muestra en un lapso de tres a mil años una visión de lo que se ha hecho en las ramas del conocimiento, para especializarte.
Aún así, no es una maquina que te prepara para generar ideas; se vuelve un medio informativo y genera una base de conocimiento antiguo, repetible pero cuestionable… siempre cuestionable.

Las fórmulas establecidas, funcionan a la escuela como un espejismo, que disfraza la estandarización de individuos con galas de alto rendimiento,  aparentes competencias o  sorprendentes incompetencias que  en algunos casos sacan a flote las maravillas de la vida cotidiana. Desde ahí la escuela, se vuelve un ente cuestionable, porque con base en la repetición de patrones y la estandarización de personas, no se obtiene conocimiento. Sólo se saturan las memorias. Éste pseudo conocimiento que se ofrece en las escuelas no es ni adaptable, ni flexible, ésta sujeto a calificaciones y evaluaciones que, en el mejor de los casos son reflejo de la habilidad para copiar, para hacer un buen acordeón o simplemente habilitar los mejores argumentos para matar una y otra vez a la abuelita.

Si las respuestas no están en las fórmulas, entonces ¿dónde se encuentran? Me parece interesante la posibilidad de que cada individuo tenga la opción de generar su propio conocimiento acondicionado a sus propias necesidades.
Hablo de ser un ente responsable de lo que quiere aprender y de lo que se necesita para explorar y explotar el propio potencial productivo como un profesional de lo que se ha decidido hacer. Este potencial se convierte entonces en un preciado bien para cada uno de los asistentes al aula,  y así éste espacio se transforma en un receptáculo de vivencias e intereses listos para ser alterados, intercambiados y apropiados.

Sólo así, la escuela  funcionaría como un detonador de ideas nuevas,  su objetivo no sería convertir al alumno en una grabadora para repetir lo que lee y obtener resultados correctos, sin apropiarse del conocimiento. Las recetas se pueden memorizar sólo de leerlas en los enormes libros que las contienen, pero para convertirlas en conocimiento, hay que vivirlas!!!. Un humano, que sólo retiene información no esta utilizando más que un recurso básico de memorización de datos comparable con el almacenaje de un archivo muerto,  retiene información pero, más allá de llenarla de polvo, no hace nada con ella.

Volquemos la educación hacia la vivencia, que el aprender sea responsabilidad propia, disfracemos la escuela de olla exprés, cocinemos vaporosas ideas, que floten en el ambiente y seduzcan a los asistentes.
Invirtamos el proceso cotidiano del tedioso aprender.
Revirtiendo el cauce, permitimos al estudiante que desmenuce su saber, se confronte con él, y logre hacerlo suyo…

Enfrentemos a distintas personas, con distintas recetas, pongámonos frente a los estudiantes, para que después, ellos puedan plantarse frente a el conocimiento, lo desafíen y se acerquen a su propio entendimiento de los problemas que el saber les dará.
Quizá éste sea un proceso más lento, pero es esa misma lentitud, la que lo hace ser más contundente,  saboreable, disfrutable para el consumidor, alumno, aprendiz  o humano que se acerque a él.

Cuando un individuo adquiere conocimiento, es porque logró enfrentar el problema, adoptarlo como un quehacer que seguramente le generará mas conocimiento. Ahora, éste individuo, es capaz de aplicar lo aprendido, transformarlo, intervenirlo y convertirlo a sus propias necesidades. El conocimiento no es un ente inmóvil, ni estático, logremos su transformación. Su máximo esplendor se alcanza cuando evoluciona por la intervención del hombre, éste se apropia entonces de los objetos, teorías y fórmulas, para  convertirlos en conceptos propios, recuerditos de viaje, manuales de uso, objetos de moda y hasta en Arte.
En este caso los humanos serán capaces de diseñar responsable y sustentablemente su conocimiento.

EN LA EDUCACIÓN MODERNA.
A principios del siglo XX, a la par de las vanguardias, la sociedad perdió la fe en cualquier sistema de valores más allá del “!Yo¡”, entregándose por completo al pensamiento moderno, entregó, también sus escuelas, sus formas y métodos; un mundo lleno de incertidumbre comenzó a formarse, a verse reflejado en las artes, que en ese momento buscaban transformar sus academias, sus formas, sus métodos, tratando de entender el mundo desde la diversidad de perspectivas de los artistas. Esta actitud inquieta, de búsqueda, filtró sobre todas las disciplinas artísticas; arte y educación, no fueron la excepción, siempre pensando en sembrar la semilla para las generaciones futuras.

El ángulo de los profesores, sería filtrado los estudiantes, visión que, a la larga revolucionaría métodos y resultados para el arte, modelando nuevas formas de enfrentar y asimilar el saber y cómo acercarse a él.

Pienso que la educación, es tradición, generaciones y generaciones que han educado a sus más recientes vástagos con fórmulas ya establecidas. ¿Cómo pensar en transformar la educación? o  adecuar la educación a las nuevas necesidades del saber.
Educar a la prole del futuro con métodos del pasado era habitual, los maestros calificaban aptitudes en sus alumnos según el grado de certeza o porcentaje memorizado, dejando de lado originalidad o creatividad demostrada durante y después del trabajo en clase. Ni hablar de sus talentos previos.

En el caso del arte, se enseñaba como una catarsis que alivianaba la tormentosa existencia de alumnos y profesores.  La educación de los artistas, se volvía mucho mas formal, dejando de lado la imitación, la técnica y el encierro de la academia. Cargando de un gran poder a los puntos, líneas y planos de los que había escrito Kandinsky; dirigiendo la mirada de los estudiantes hacia cánones más enfocados a lo diseñístico por su belleza y armonía formal, iniciando así la transformación de la enseñanza artística, dando forma a  las escuelas de arte abstracto y no- objetual.


La pedagogía y el arte ,comienzan a trenzar sus objetivos, fascinados  por el potencial de estas exploraciones vivenciales cargadas de conocimiento y posibilidades.
¿LA SEDUCCIÓN FUNCIONA  EN LA EDUCACIÓN?
¿CUAL  ES   SU PAPEL?
Hablar de educación, forzosamente me lleva a pensar en la seducción, no como el fantasma mórbido de una novela erótica, sino como la concibe Baudrillard: un planteamiento alternativo mediante el cual se constituye una suerte de “estética” de la sociedad posmoderna. En tanto que teoría subversiva, propone superar la lógica de la producción que gobierna los sistemas actuales, así que aspira, por el contrario, a superar las oposiciones distintivas de la dialéctica tradicional, en función de otorgar sentido a las escenas corrientes de la vida social.
Partiendo de la acepción etimológica de seducere (apartar de la vía, extraviar la verdad), cuando extraviamos algo sentimos su ausencia y corremos a buscarlo, es en este momento donde se generan los primeros chispazos de un proceso que culminará en la apropiación del objeto llamado saber. Baudrillard llama seducción a todo “movimiento” o “actitud” que aspira a la reversibilidad e impone el sentido del desafío.
Se trata, en definitiva, del nacimiento de intercambios y relaciones simbólicas, en una palabra: una semiología inversa. Desde esta perspectiva, analiza todos los aspectos de la cotidianidad social (sus significantes y significados) entonces la escuela pasa de ser una dadora de respuestas para convertirse en una experiencia generadora de pérdidas que vuelve al estudiante un hambriento consumidor de búsquedas, por ende generador de conocimiento valioso, porque es precisamente lo que él estaba buscando. Esta seducción moviliza el proceso entre la institución, el alumno y el maestro, coloca todo lo establecido al filo de la tablilla obligando a los participantes a hacer algo para no caer, convirtiéndolos en estos entes activos inquietos y generadores de conocimiento, que al fin de cuentas es la función primordial de cualquier institución educativa. 


La astucia del seductor consistirá en confundirse con el espejo de la pared opuesta, donde la joven se reflejará sin pensarlo, mientras que el espejo la piensa. Hay que desconfiar de la humildad de los espejos, humildes sirvientes de las apariencias, no pueden sino reflejar los objetos que están enfrente, sin poder sustraerse, y todo el mundo se lo agradece (salvo con la muerte, donde se les cubre por esta razón). Así es la estrategia del seductor: se atribuye la humildad del espejo, pero de un espejo consejero y maquiavélico, como el escudo de Perseo, en el que Medusa se queda estupefacta. La joven va a caer cautiva de ese espejo, que la piensa y la analiza a sus espaldas.

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