Propuesta para un taller de
Escultura experimental
Mtra: Monica Perez Quintero
Toda evidencia física y material
del proceso entre autor,obra y espectador,
es una posibilidad matérica.
Para el escultor o EL PRODUCTOR CULTURAL TRIDIMENSIONAL, su oficio es trabajar con espacio y tiempo: a partir de la materia.
La
producción artística que es reflejo de conocimiento, ha adquirido
innumerables efectos formales de su relación con el hombre. Es en si una
idea sin casa, es una sensación sin músculos, neuronas, ni dendritas
por los cuales se pueda transmitir.
La antiquísima pregunta de
que fue primero el huevo o la gallina, pierde su, razón de ser cuando
ambos; objeto y sujeto se igualan en importancia, en una compleja
simbiosis plástica donde cada elemento es vital para el otro. Se vuelve
imposible la idea de pensarlos por separado.
Sí
es la idea quien usa al hombre o el hombre quien usa la idea no es
relevante, al darle cuerpo en espacio y tiempo el uno al otro y
viceversa se dan sentido y significado, se vuelven juntos y por separado
un acontecimiento corporal, contundente, representativo y significativo
no sólo para el sujeto que lo produce sino para la comunidad que lo
generó; así la idea incorpórea e invisible se enraíza como un bien
cultural, sin el cual la evolución de los participantes (escultor, obra y
espectador)sería nula.
El reflejo (objeto) el grupo social que
pertenece y el sujeto productor que lo fabricó, se trastocan en un
objeto escultórico nuevo.(Toma el barro en sus manos, le da nombre, lo
bautiza; es suyo y lo comparte).
Así estas sensaciones se
convierten en objetos semejantes a las víctimas de medusa que
petrificados contemplan en los ojos de su victimario su propia y bendita
perdición.
En la actualidad la sociedad y los fenómenos que la rodean se encuentran
En la actualidad la sociedad y los fenómenos que la rodean se
encuentran indignados ante el aplastante resultado del devenir moderno
(capitalista o socialista etc.) En él, todavía creemos que no tener
conciencia de los acontecimientos nos evade de la responsabilidad que
tenemos ante nosotros y ante el mundo.
El arte se ha convertido en un fenómeno, inmerso en este mismo sistema inconformista.
La idea de artista como genio creador divino cercano a Dios nos hace cómplices de este maremoto intelectual en el que aún
se cree que los profesionales de la producción visual y cultural somos
sujetos libres que andan corriendo desnudos por el mundo.
Hoy los
que producimos la cultura visual tridimensional sabemos que ni es
suficiente con sentirnos libres ni con sólo artistas, sabemos que
nuestro trabajo ni es total, ni es único y mucho menos personal, creer o
esperar a que nuestro trabajo sea cuantificable y cambiable sólo por
dinero, nos ha llevado a ser cómplices de este sistema global.
Sabemos
que nuestro trabajo escultórico aunque burocrático por repetición y por
su relación con el estado es validado cuando alguien más lo estipula
así, creemos por ende que ésa es la única salida para substituir. Más
allá todavía deben de existir más salidas y posibilidades.
El
estado nos apoya con becas, trabajos, premios y reconocimientos que caen
a cuentagotas en un sistema que siempre nos parece injusto. Seguimos
exigiendo un estado mesiánico que enaltezca un trabajo al año. Se nos
brindó una formación que junto con la academia se quedó atrás y, ahí es
en donde aprendimos. Nos formamos para el mundo del pasado.
Los artistas que fuimos a la escuela y tallamos, nos ensuciamos y sudamos en el siglo XX
cuando el Internet y las conexiones globales de comunicación sonaban
muy lejanas, ajenas que todavía soñábamos con tener nuestro caballete en
nuestro gran estudio soleado. Nos hemos enfrentado al cambio como esos
locos desnudos, sin armas, sin siquiera un taparrabo del honor; pero
ahora sabemos que como parte de nuestro trabajo así como hicieron
nuestros antecesores en el siglo XIX
tenemos que romper reglas, trabajar para quebrantar lo establecido,
acoplarnos a este mundo nuevo, inmediato y sin fronteras, sin
disciplinas; pero si con conocimiento perenne y cambiante.
La
escuela de escultura ahora en nuestras manos debe transformarse,
volverse una con el mundo, trabajar para que estas vivencias lleguen a y
de las nuevas generaciones de trabajadores culturales y visuales con
conciencia personal, social y escultórica
La escuela de escultura
debe abrirse al mundo, dejar de lado sus cuatro paredes, derribar sus
fronteras inventar nuevos lenguajes y términos; unirse al mundo real, y
por qué no también al mundo virtual al mundo en otros idiomas, en otras
culturas, en otros modos de entender, a otros modos de indignarse.
Partiendo de los principios básicos de la escultura se pretenderá
desarrollar un proceso de experimentación a partir de la indagación, un
acercamiento al conocimiento y la diversidad del trabajo tridimensional.
Partiendo de sus técnicas de trabajo, herramientas generales; así como
las posibilidades de estos elementos y su interacción con materia y
espacio.
Dando la posibilidad al escultor de interactuar con su
propio conocimiento, con sus espectadores, y con las posibilidades de la
materia en tiempo y espacio reales.
Se propone entender la
escultura como el devenir de un proceso de vida; artístico y vivencial
que al igual que el escultor se desenvuelve en espacio y tiempo, y que
comparte características materias con él.
De esta manera se
pretende aplicar tanto aspectos técnicos, lenguajes escultóricos para
llevar a la realidad la investigación plástica y conceptual de los
alumnos. Ya que este proceso es directamente vivencial, será necesario
el uso de elementos de evaluación constante como bitácoras, portafolios,
seguimiento de proyecto, resultados y planteamientos de investigación,
así como la interacción en grupos de trabajo, como debates, crítica y
exposición de proyectos, en vivo, oralmente y por escrito.
El alumno debe comprender que el trabajo del escultor aparte de ser sumamente físico, requiere de una gran planeación, conceptualización y conocimiento transdisciplinario,
multidisciplinario, colaborativo y de reflexión grupal; todas estas
disciplinas plásticas, científicas y humanísticas, la escultura puede
tocar todas las áreas del conocimiento humano y es capaz de objetivar
todas las ideas que de este saber se desprendan.
Los
alumnos pueden ser capaces de reconocer y enfocar su conocimiento;
partir de él para acercarse a la investigación y exploración artística.
Dejando en el camino las evidencias u obras que dan fe del proceso
creativo, la meta-cognición necesaria para el trabajo artístico
contemporáneo.
Comentarios